La malnutrición calórica-proteica durante la infancia afecta la maduración del sistema nervioso central.
Sus consecuencias se manifiestan como retraso en el desarrollo mental y en la capacidad motora y de aprendizaje. Las deficiencias de vitaminas y minerales originan múltiples manifestaciones. Cuando no se ingieren cantidades adecuadas de proteínas o éstas no tienen alto valor biológico se altera el crecimiento y disminuye el rendimiento energético de los alimentos.
Sus consecuencias se manifiestan como retraso en el desarrollo mental y en la capacidad motora y de aprendizaje. Las deficiencias de vitaminas y minerales originan múltiples manifestaciones. Cuando no se ingieren cantidades adecuadas de proteínas o éstas no tienen alto valor biológico se altera el crecimiento y disminuye el rendimiento energético de los alimentos.
La malnutrición proteínica produce alteraciones en la mucosa epitelial del intestino lo que, a su vez, afecta la producción de enzimas intestinales y termina afectando el proceso de la digestión de carbohidratos y la absorción de lípidos. Los hidratos de carbono tiene la propiedad de retener agua y electrolitos: las dietas que no aportan suficientes cantidades de estos nutrientes provocan pérdidas de agua, sodio y potasio produciendo fatiga y pérdida de peso.
Algunos de los signos clínicos que dan a entender que el niño está desnutrido son la resequedad en el pelo y la piel, la palidez, lesiones en la boca, ausencia de dientes y menor actividad física. Esto es porque el niño primero agota todas las reservas de nutrientes que tiene y eso hace que se mueva menos y juegue menos
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